Había una vez una muñequita estresada, a la que estudiar la hormona mucho, que se tenía que currar las cosas en último momento, y apurarse y perder el culo; aunque luego obtiene buenos resultados, lo cual no es justo ni para ella (pues algún día se tendrá que caer, y cuanto más tarde y más arriba, más daño se va a hacer la muñequita), ni para los demás. Mucha gente quiere matar a la muñequita por esta razón...
Realmente esta muñequita es un poco estrafalaria y curiosa. No es como mucha gente que dice que no estudia y luego es dios (realmente esa gente no existe, y estudian en secreto y se tienen que esforzar mucho mucho para seguir aparentando ser tan dioses); la muñequita estudia mucho pero no es mentira que se agobie porque lo ha dejado todo para el último momento.
Tampoco es que no le guste estudiar... le apasiona aprender y aplicar lo que sabe, o lo que cree que sabe, a la vida, a su forma de hablar, de mirar las cosas, de reir...
Su familia suele estar orgullosa de que la muñequita sea una chica lista, pero en silencio la presionan para que sea mejor de lo que es. Porque saben que puede serlo. Y la muñequita también lo sabe pero no quiere serlo, o no sabe (y por eso lo justifica con no quererlo).
La gente lista no es feliz, cosa que la muñequita no soporta.
Por otro lado, la gente feliz no se entera ni de la suerte que tiene de serlo; ni saben que son felices. La muñequita busca la inconsciencia aposta, le gusta ser tan despistada y tan caótica. Le gusta reirse de sus propias lerdeces. Se equivoca en las mayores tonterías, cometiendo errores catastróficos...
La muñequita es tonta (de verdad y de mentira) y vive la vida junto con otros tontos felices. Y que la filosofía se la queden los suicidas, las matemáticas los cobardes y las ingenierías los sosos.
"La gente lista da asco", dice la muñequita, "no se saben reír".