
No sé lo que me depara esta vida que llevo. Puede que pierda la cabeza y mi cordura se vaya volando tras los nubarrones que se llevan la tormenta.
Ya que la dignidad no me vale, ni el ahínco con el que hago (o más bien prentendo hacer) las cosas, ni la razón, ni el valor, ni la resistencia a los golpes y las caídas; ya que nada de esto me es útil ahora que el mal tiempo se ha ido, que no hay nada duro que soportar, que llega el sol, nacen las flores, cantan los pájaros, huele a buen tiempo... puede que sea el momento de dejarme llevar.
No sé qué me depara esta vida que llevo, pero yo sí sé lo que quiero de ella.
Ya que la dignidad no me vale, ni el ahínco con el que hago (o más bien prentendo hacer) las cosas, ni la razón, ni el valor, ni la resistencia a los golpes y las caídas; ya que nada de esto me es útil ahora que el mal tiempo se ha ido, que no hay nada duro que soportar, que llega el sol, nacen las flores, cantan los pájaros, huele a buen tiempo... puede que sea el momento de dejarme llevar.
No sé qué me depara esta vida que llevo, pero yo sí sé lo que quiero de ella.
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